Mientras Nietzsche filosofaba con su martillo, Lou Andreas Salomé lo hacía con su látigo.
Ya dijo este hombre que cuando se trata con una mujer no se debe olvidar el látigo.
Yo le digo a Nietzsche ahora y a todas las mujeres que cuando traten con un hombre no olviden llevar su látigo.
Psicóloga Alejandra Quintero R. - eldivanrojo@gmail.com
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